¡La mujer prendió en fuego al Poliedro! Olga Tañón puso a gozar a Caracas después de 14 años
Pasaron 14 años para que la «Mujer de Fuego» volviera a Venezuela. Eso acabó cuando Olga Tañón se presentó bajo la cúpula del Poliedro de Caracas este sábado 1° de octubre, ante más de 11.000 personas que dieron «sold out» a su show en la ciudad capital.
Un espectáculo 360 sin precedentes fue la obra maestra de los conciertos en el país con la boricua de protagonista.
Un regreso por todo lo alto con tres horas de un majestuoso show en un escenario múltiple donde ataviada con seis trajes distintos, «La Mujer de Fuego» estuvo más que caliente en la Rinconada para poner a bailar y a gozar a un público que jamás se sentó mientras la sensacional caribeña hizo reventar de algarabía a las Miles de almas que asistieron a verla cantar.
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El Bloque DEARMAS desplegó su alfombra principal en el show de Olga Tañón con las presentadoras de Ronda TV, Raquel Maza y Silvana Continanza.
Mientras, que por la Revista farandulera de la casa, los encargados por Ronda fueron José Gregorio García y Laura Presente.
La puertorriqueña preparó durante toda la semana su puesta en escena, que comenzó con dos presentaciones previas de Juan Miguel y la banda de música electrónica «AH Sinfónico».
Los asistentes al evento se fueron reuniendo alrededor de las 5:00 de la tarde, custodiados por una fuerte vigilancia de la Policía Nacional Bolivariana que organizó su entrada al recinto capitalino.
La logística del lugar fue muy cuidadosa con el número de asistentes, quienes debían presentar su boleto en cada torniquete habilitado para sus correspondientes ubicaciones dentro de las instalaciones.
Juan Miguel y AH Sinfónico amenizan la espera por la «Mujer de Fuego»
La velada comenzó con la presentación del cantautor venezolano Juan Miguel, quien entonó temas emblemáticos de su repertorio en duetos con Jonathan Moly como «Sayonara» o «Venezuela».
Después de un «break» de 45 minutos llegó el momento de la presentación de «AH Sinfónico «, quienes versionaron temas emblemáticos como «Guantanamera», y poniendo a todos los presentes a bailar a su ritmo.
El momento cumbre llegó: Olga Tañón aparece en acción y pone a todos a bailar
El reloj marcó las 9:15 de la noche cuando los bailarines, miembros de la orquesta y la propia Olga Tañón saltaron al escenario.
Con su tema «Mentiroso» abrieron la noche, portadora ella de un espectacular vestido blanco, el primero de seis que lucía en la fantástica velada; dónde en todos primó la brillantez de piedras, artificios y lentejuelas.
Temas que la han hecho famosa a lo largo de los años como «Sin ti», «Bandolero», «Cuando tú no estás», «Muchacho Malo», «Pegaito» o «Así es la vida», fueron de las más coreadas por una fanaticada que cantó a capella muchos de ellos.
En total la cantautora de San Juan tuvo cinco cambios de vestuario: empezó con el blanco, después la siguió por uno rojo del mismo estilo del primero, seguido por uno de estilo alargado y dorado, después por uno multicolor, adornado con un corazón en el pecho y cerrando su presentación con uno gris de lentejuelas.
Un esperado reencuentro que ameritaba gozadera y dedicación
Durante su presentación bromeó, improvisó, involucró al público con sus movimientos y hasta se emocionó al decir que no esperaba regresar y llenar el Poliedro, ante la fervorosa fanaticada que le pedía más y más.
«Bueno, me voy» dijo en más de una ocasión y su audiencia le suplicaba que no, que siguiera. Fueron 14 años, el reencuentro ameritaba dedicación y así los complació la boricua.
Pero todo fue un amago, Olga Tañón iba y venía entre un diseño y otro; para aparecer con mucho más ánimo en un festival de emociones a placer, tanto para ella como para toda la fervorosa afición.
Un cuerpo de baile digno de Olga Tañón y que se vistió también a la medida de la artista, le acompañó al sur de la capital venezolana en todas la puestas en escena para brindar junto a ella una candente jornada.
Cada indumentaria le hizo lucir una silueta envidiable, en una mujer que ya no ostenta 41 primaveras como la última vez que e presentó en estás tierras.
Sincronía total entre Olga Tañón y su director de orquesta
Sus éxitos vibraron en tarima, para que los gritos y la emoción se hicieran sentir con una fuerza total en todos los sectores de un nutrido Poliedro. «A pesar de las cirugías, ya la edad se me nota», llegó a decir Tañón mientras cantaba y disfrutaba junto a su público; con una improvisación que parecía ensayada, y con un director de orquesta que casi estaba en su mente para ir siguiéndola y marcándole la pauta.
Entre pieza y pieza, la incendiaria cantante plasmó toda su elocuencia y su excelente vibra para proyectar a todo pulmón sus más destacadas letras; y con una voz que además se mantiene intacta.
El cambio de tonos ante cada frase, marcó de nuevo la diferencia con una mujer a la que el talento vocal y fonético la sigue persiguiendo.
«Hoy se hizo un nuevo sueño realidad para mí, gracias por hacerlo posible, Venezuela», dijo entre canción y canción; y antes de ir bailando a los camerinos para enfundarse otro traje a la velocidad de la luz.
Cada traje: Un verdadero espectáculo
Al subirse por segunda vez al escenario junto a todo su inmenso cuerpo de baile, deslumbró con un traje exótico rojo para una vez más; darle la vuelta a toda la tarima entre merengues y baladas. La algarabía jamás paró, el target contemporáneo presente en el Poliedro se contagió mucho más con los pegajosos ritmos que impuso la latina al calor de un recinto que al estar repleto de «fuego», reinó en calor.
«¿Qué pasa, todo bien?» Preguntó Olga Tañón… «Es que estoy mirando y no se han sentado desde que yo estoy aquí. ¿Les colocaron algo en el asiento? Interrogó por segunda vez; cómo haciéndoles ver en retórica que se estaban gozando el concierto y que toda esa sabrosura lograba apoderarse también de ella.
Otro de sus trajes resultó en un dorado largo con lentejuelas, y que le combinó perfectamente con su extensa cola trenzada. Mismo look que lució desde que todo inició.
Energía pura a los 55
Tañón, quien ya pasa las cinco décadas, corrió, bailó, se meneó y hasta tiempo le dió para poner a moverse a parte de su orquesta; haciéndolos pasar al frente de la tarima junto a ella para que movieran sus caderas.
Olga le dedicó una canción a Venezuela, y bandera en mano agradeció todo el amor que desde esta patria se le profesa.
«Soy una puertorriqueña orgullosamente venezolana»
«Soy una puertorriqueña, orgullosamente venezolana», expresó entre lágrimas al terminar la canción. «Yo no creí que iba a estar aquí, haciendo otro Poliedro; y oré mucho para este momento. Gracias, Venezuela», reveló.
«La vida es una fiesta», exclamó dentro del repertorio, dónde se hizo acompañar de un nutrido cuerpo de baile infantil, con todas las niñas de nacionalidad venezolana y debidamente preparadas por la reconocida Mery Cortés, a quien le une una estrecha y bonita amistad; esa misma que ya muy cerca del final le demostraría en el escenario con un abrazo entre férreas y talentosas damas.
La energía que emana Olga Tañón es incomparable, su sencillez y su firmeza desbordan en una pasión que conoce pocos límites a la hora de transmitir alegría a través de buena y movida música.
El poco espacio para bailar sus fantasticos merengues no fue impedimento en el Poliedro, todo quedó compensado en ese pequeño margen donde muchas parejas se abrazaron mientras se balanceaban entre canción canción.
Fue una noche mágica, y con «Mi eterno amor secreto», Olga Tañón también lo agradeció. Justo en ese momento se desató una montana rusa de emociones, dónde el público bailó, cantó y lloró.
¡Gracias Olga, Venezuela también te agradece tanto amor y tanta energía! Sobre todo, en esa inspiración continúa que nunca se detuvo; ni siquiera al esperar casi tres lustros. Este pueblo siempre te esperó, porque la vida es un regalo, y aunque tiene momentos malos que de golpe no avisan, lo mejor es aprovechar cada sonrisa para escucharte de nuevo en cada respirar.
¡Por lejos, uno de los mejores conciertos! No exageramos, es totalmente cierto.
Por: Samuel Clemente y Guillermo Liñares.