Gerson, Emerson y Víctor cumplen un año de haber desaparecido en El Nula

PIEDEMONTE | EL NULA. -El 1° de marzo de 2023, Gerson Useche, Emerson Ramírez y Víctor Uzcátegui, vendedores del Bono Solidario de la Fundación Anican, recorrían las calles de El Nula y se dirigían a La Victoria, estado Apure, cuando desaparecieron. Su último contacto fue a las 9 y 30 de la mañana. Desde entonces, el paradero de los tres jóvenes mantiene a sus familias en una constante incertidumbre.

Transcurrido un año desde su desaparición, las familias de Gerson, Emerson y Víctor siguen esperando por una respuesta que nunca llega y albergando una esperanza que nunca muere. Solo quieren encontrar a los jóvenes, pero no la han tenido fácil, pues al igual que los más de mil desaparecidos que se cuentan hoy en frontera, nadie más que su familia los está buscando.

Lisbeth Useche es hermana de Gerson, el joven de 36 años residenciado en Patiecitos, municipio Guásimos, padre de 4 niños, quien viajaba junto a Emerson, de 23 años, residenciado en San Cristóbal, y Víctor Uzcátegui, 32 años, también con residencia en la ciudad capital del Táchira. Lisbeth, junto a las otras dos familias, se han dedicado a la laboriosa tarea de buscar a sus parientes, con la promesa de no descansar hasta hallarlos. Recordó Lisbeth que ese 1° de marzo su hermano había hablado con una de sus hermanas cerca de las 9 y 30 de la mañana y le comunicó que se dirigía a La Victoria n un vehículo Aveo color gris, en el que se movilizaban los tres. “Los res estaban identificados on el uniforme que era na camisa amarilla con os logos de la Fundación de Bono Solidario, además de un carnet”.

Este fue el último contacto que tuvieron con Gerson; incluso cerca de la misma hora Víctor también informó a su esposa que viajarían de El Nula a La Victoria a trabajar. “A partir de esa hora no se volvieron a comunicar, no volvieron a contestar llamadas, no revisaron los WhatsApp”.

La realidad

En un primer momento, no asumieron que estaban desaparecidos, presumían que no tenían cobertura; pero fue el dueño de la Fundación quien alertó a las familias sobre la situación: “Ese fin de semana nos fuimos a El Nula, sabíamos que estaban en el Hotel Hilton y no obtuvimos ninguna información. No había rastro del paradero de ninguno de los tres, ni tampoco del carro en que se desplazaban”

Contó Lisbeth que, conociendo la localidad, se presumió desde un primer momento que los tenían grupos armados que operan en el lugar; y conscientes de ello, se reunieron en un par de oportunidades con personas identificadas con estos grupos, pero en ningún momento les dijeron si los tenían o no: “Solo decían que iban a averiguar, que no habían escuchado nada y siempre buscaron saber más sobre los muchachos, queriendo saber que intenciones tenían al estar allí”.

En ese primer viaje, dijo Lisbeth, intentaron hablar con la gente, con las autoridades del lugar, incluso con el cura del lugar, pero no hubo mayor información: “En ese momento no colocamos la denuncia, esperando alguna noticia, porque quizás ellos no habían pedido permiso para trabajar en La Victoria y esperábamos que estos grupos armados los investigaran y se dieran cuenta que no eran delincuentes y los dejaran en libertad, pero nunca nadie llamó, no supimos nada de ellos, literalmente fue como si se los hubiera tragado el monte”

Señaló que en el hotel lograron averiguar que tenían una reserva, porque sus planes eran regresar a El Nula; además Gerson había quedado a encontrarse con una chica, pero nunca llegó al encuentro.

Pasados tres meses, colocaron la denuncia en el CICPC de Guasdualito, porque en San Cristóbal los “pelotearon”, además los hechos habrían ocurrido en tierra apureña. Se hizo la denuncia de la desaparición de los tres jóvenes, la cual no ha tenido ningún avance de importancia. Hay un número de expediente y el caso pasó a Fiscalía, pero ni una sola llamada han recibido las familias involucradas. También viajaron a Colombia buscando colocar la denuncia allá, por ser La Victoria una zona de frontera. Gracias al apoyo de organizaciones, en el vecino país también pudieron hacer la denuncia en la Fiscalía y fue posible que se les tomara su ADN.

“Durante los primeros meses se llenaron las redes sociales con las fotos de los muchachos, pero solo obtuvimos que personas malintencionadas los contactaran buscando extorsionarlos, y perdimos un dinero en ellos, porque era una estafa”, añadió.

Sin respuesta

A pesar del tiempo transcurrido, no han obtenido ninguna respuesta de ningún ente de seguridad, tampoco han tenido señal de algún grupo armado que les indique que tienen a los jóvenes: “Las veces que nos reunimos con estas personas, nunca nos aseguraron que los tenían, aunque sentíamos que nos daban esperanzas. Nos dijeron que tres hombres en un carro les resultaba muy sospechoso a ellos, pero de alguna manera alentaban a las familias que los muchachos podrían estar bien, pero realmente nunca tuvieron una respuesta”.

Las familias de estos jóvenes viven en una incertidumbre constante, no alcanzan a comprender como tres jóvenes puedan desaparecer y no pase nada, “y que nadie diga nada”. Aseguró Lisbeth que dudan que haya sido delincuencia común, porque les habrían robado el vehículo; no pueden pensar en secuestro porque ninguna de las familias es adinerada, nunca se han sentado a negociar con ellos y jamás le han dado certeza de que estén vivos o muertos. “Nosotros tenemos viva la esperanza de que mi hermano está con vida”.

Para Lisbeth, la desaparición de su hermano mantiene a su familia en un eterno dolor, su madre atraviesa un proceso depresivo y los 8 hermanos viven en constante desespero.

Lisbeth aprovechó para enviarle un mensaje a su hermano, asegurándole que nunca dejarán de buscarlo. Asimismo, instó a las autoridades a abocarse a los casos de los desaparecidos en frontera: “¿Dónde están tantos seres humanos desaparecidos, que están haciendo con ellos, por qué los gobiernos de ambos países deciden mirar a otro lado, cuando hay familias enteras sufriendo?”.

Jhoana Suárez